5 jun 2010

El día de la loca de la casa

“Me he acostumbrado a ordenar los recuerdos de mi vida con un cómputo de novios y de libros”, fue lo primero que leí en aquel texto. La portada en blanco y negro mostraba a varias personas posando para una foto, pero quien más llamaba la atención era una niña que resaltaba con su vestido rosa. Era La loca de la casa.

Había llevado varios libros para leer y una agenda que me serviría de diario. No había logrado tocarlos por más de unos segundos siquiera. Cada vez que intentaba leer o escribir algo, su imagen y el futuro a su lado invadían mi cabeza. Hacía más de dos semanas que una asquerosa angustia me pesaba sobre los hombros y me había reducido prácticamente a ceros. Es lo que podría describir como tormento.

En la mañana desperté con el sabor amargo de los verbos en pasado, planteándome culpas y preguntas, con aquella espada en la garganta, ansiosa por romper ese amasijo insoportable. Como por inercia me dirigí hacía mi lugar de trabajo; todo lo dicho y hecho la noche anterior retumbaba con gran estruendo en mi cabeza. No lo aceptaba, revisaba con lupa cada detalle del pasado ¿En dónde carajos estuvo mi error? Sólo pensaba en eso, en mi error, costumbre católica la de ellos cargarnos la culpa, y la de nosotras, aceptarla.

Ahora estaba sola, caminando en un lugar de olores y rostros desconocidos. Pero la espada había hecho su trabajo y el peso sobre los hombros se sentía cada vez menos.

Me causó curiosidad el letrero a la entrada del Café en Plaza San Miguel, "Boliche". Un hombre con acento medio argentino y el cabello cubierto de canas me mostró la carta. Pedí un café, extrañaba el café.

“Me he acostumbrado a ordenar los recuerdos de mi vida con un cómputo de novios y de libros”, empecé a leer, y luego tomé algunos apuntes en mi agenda. -¿Sos escritora? -, me preguntó amablemente el hombre del Café. -Sí -, le respondí con una satisfacción liberadora, queriendo creer lo que acababa de decir.

Había ganado una loca de la casa, un entrañable amigo uruguayo y el inicio de una transformación.

2 comentarios:

naty dijo...

En esta parte de la historia me quedé. Exijo la continuación... Para seguir fluyendo en los recuerdos y en los encuentros :)

Anavlis dijo...

Mi chonera linda: Esta historia continuará... y seguro que encontraremos muchas coincidencias.