5 jun 2010

Carta de un hombre con miedo*

En este insomne estado, a esta hora de la madrugada, donde las emergencias del pensamiento le dan paso a lo importante, perturbadores fantasmas celan, me muestran de manera extraña lo apocalíptico del futuro.

Contemplar el ocaso de lo que con cuidado haz construido, no puede ser más que una visión horrorosa. Llegar a las decadentes postrimerías, las flores marchitas en un florero lujoso, imagen reprochable hasta para un romántico maldito.

Y ese frio que llega hasta el centro de los huesos, tal helades malsana que sólo sabe producir el miedo, se presenta frente a mí tu ausencia, amargura en mi soledad, noche y niebla.

En las cavilaciones de mi contemplación, me pregunto sobre la naturaleza del cambio y el impulso del moto perpetuo, esta constante transformación, la renovación en la contingencia. En el pancracio estoy inmóvil.

Espero lo no profético de estas visiones que se me presentan en la mitad del orbe, cuando el oráculo me dejó esta incómoda inquietud.

......
*Aclaro que el texto no es mio, sino de un hombre con miedo.

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